pero las lanzas todas en el mismo disparo.
Después del abandono no me trajiste flores y entonces nada cubrió el frío camino de tu marcha. He dejado de pensar en dónde estás desde que no me encuentro a mí misma estando sin ti.
Sólo quiero que vengas a acariciar con tu tacto suave el principio de mi alma, que tus dedos se fundan en mi espalda.